En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, una parodia de la famosa pintura “La Última Cena” causó controversia y generó fuertes reacciones entre la Iglesia Católica y políticos de extrema derecha. La polémica se desató cuando un grupo de drag queens representó a Jesús y a los apóstoles en una versión moderna y provocativa de la icónica cena.
La representación, que duró solo unos minutos, mostró a las drag queens vestidas con túnicas y pelucas, sentadas en una mesa con una figura central que representaba a Jesús, mientras que otras figuras a su alrededor representaban a los apóstoles. La escena estaba llena de color y diversidad, con drag queens de diferentes razas y géneros, lo que reflejaba el espíritu inclusivo de los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, esta representación no fue bien recibida por ciertos sectores de la sociedad japonesa. La Iglesia Católica expresó su indignación y condenó la parodia, calificándola de una falta de respeto hacia la figura de Jesús y la religión. Algunos políticos de extrema derecha también se sumaron a las críticas, afirmando que la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos no era el lugar adecuado para “promover la agenda LGBT”.
La polémica se intensificó aún más cuando el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, emitió un comunicado en el que se disculpaba por la representación y afirmaba que no había sido aprobada por el comité organizador de los Juegos Olímpicos. Esta declaración generó aún más controversia y dio lugar a debates sobre la libertad de expresión y la censura en el evento deportivo más importante del mundo.
Pero como suele suceder en estos casos, también hubo voces de apoyo y elogios hacia la parodia. Muchos espectadores y usuarios de las redes sociales aplaudieron la inclusión de la comunidad LGBT en la ceremonia de apertura y el mensaje de tolerancia que transmitía. Para ellos, la escena era una muestra de diversidad y respeto hacia todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
Además, algunos críticos señalaron que la parodia no tenía la intención de ofender a nadie, sino de hacer una crítica social y cultural. En un momento en el que la comunidad LGBT sigue luchando por sus derechos en muchos países, la representación de Jesús y los apóstoles como drag queens puede ser vista como una forma de desafiar las normas y estereotipos de género impuestos por la sociedad.
En un mundo cada vez más polarizado, es importante recordar que los Juegos Olímpicos son un evento que busca promover la paz, la unión y la inclusión. Es un momento en el que atletas de diferentes países y culturas compiten juntos en un espíritu de hermandad y deportividad. La parodia de la “Última Cena” puede ser vista como una manera de celebrar la diversidad y la libertad de expresión en un evento que busca unir a las personas.
Además, no es la primera vez que una ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos genera controversia. En los Juegos de Río 2016, la presentación de la historia de Brasil fue criticada por algunos como una “apropiación cultural” y una forma de “blanquear” la historia del país. Sin embargo, la mayoría de los espectadores y expertos coincidieron en que la ceremonia fue una celebración de la cultura y la identidad brasileña.
En definitiva, la parodia de la “Última Cena” en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 puede haber generado polémica, pero también ha sido