En enero de este año, Brasil recibió una excelente noticia en términos económicos: el Gobierno Central tuvo un superávit de R$ 81,3 mil millones, mientras que los gobiernos regionales también registraron un saldo positivo de R$ 22,5 mil millones. Sin embargo, esta buena noticia se vio opacada por el déficit de R$ 1,7 mil millones presentado por las empresas estatales. A pesar de esto, el país sigue en camino hacia una recuperación económica sólida y sostenible.
El superávit primario, que es la diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno antes del pago de intereses de la deuda, es un indicador clave de la salud financiera de un país. Y en este sentido, Brasil está demostrando que está en el camino correcto. No solo se registró un superávit en enero, sino que también se ha mantenido una tendencia positiva en los últimos meses. En 2018, el superávit primario fue de R$ 120,3 mil millones, lo que representa un aumento del 41,8% en comparación con el año anterior.
Este resultado es aún más impresionante si tenemos en cuenta el difícil contexto económico en el que Brasil se encontraba en los últimos años. La recesión económica, la crisis política y la corrupción han sido algunos de los desafíos que el país ha enfrentado. Sin embargo, el gobierno ha tomado medidas importantes para controlar los gastos y aumentar los ingresos, lo que ha contribuido a la mejora de las finanzas públicas.
Además, el hecho de que los gobiernos regionales también hayan registrado un superávit es una señal de que la economía se está recuperando en todo el país. Esto demuestra que las medidas adoptadas por el gobierno no solo están dando resultados a nivel nacional, sino también a nivel local. Los gobiernos regionales también han tomado medidas para controlar sus gastos y aumentar sus ingresos, lo que ha contribuido a la mejora de sus finanzas.
Sin embargo, no podemos ignorar el déficit presentado por las empresas estatales. Este es un tema que debe ser abordado con urgencia por el gobierno. Es importante que se tomen medidas para mejorar la gestión y la eficiencia de estas empresas, ya que su desempeño afecta directamente a las finanzas públicas. Es necesario que se realicen cambios estructurales para garantizar que estas empresas sean más rentables y contribuyan de manera positiva a la economía del país.
A pesar de este pequeño tropiezo, la economía brasileña sigue en camino hacia una recuperación sostenible. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado un crecimiento del 2,5% para Brasil en 2019, lo que demuestra la confianza en la economía del país. Además, la inflación se mantiene bajo control y la tasa de interés ha alcanzado su nivel más bajo en la historia de Brasil, lo que estimula el consumo y la inversión.
Este resultado positivo en enero también ha tenido un impacto en el déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses, que se ha reducido al 2,25% del PIB. Aunque todavía es un número alto, es una mejora significativa en comparación con el 2,77% registrado en diciembre de 2018. Esto demuestra que el país está en el camino correcto para alcanzar el objetivo de un déficit del 1,9% del PIB en 2019.
Es importante destacar que este superávit primario no solo es una buena noticia para el gobierno, sino también para la población brasileña. Una economía sólida y estable significa más empleo, más inversión y más oportunidades para todos. Además, un superávit primario también es fundamental para mantener la estabilidad económica y financiera del país, lo que a su vez atrae inversiones extranjeras